
Si hay películas de animación que admire y vea una y otra vez, son las que produce y crea Estudios Ghibli. Cuando me enteré del supuesto cierre, pausa, momento de reflexión o remodelación (da igual como lo llamen)... me entristecí. Han hecho que me emocione, fascine y desarrolle mi creatividad en diversos e importantes momentos de mi vida.
Con Chihiro aprendí a creer en la fuerza de uno mismo; con El castillo ambulante, a dar segundas oportunidades; con Totoro a tener esperanza... no ha podido ser más alentador y tierno. Cada película es única e inigualable. Son obras de arte e la animación.
Con esta entrada quiero ofrecer un pequeño homenaje a estas maravillas del cine de animación japonés.