El viento no es un río de Bryan Payton (Editorial Umbriel).

Un apasionante relato de supervivencia y una historia de amor épica en la que un matrimonio -separado por la única batalla de la Segunda Guerra Mundial en territorio norteamericano- lucha por su reencuentro.

Islas Aleutianas, 1943. Tras la muerte de su hermano menor en Europa, el periodista John Easley siente la necesidad de exponer un oculto y creciente conflicto: la invasión japonesa y la ocupación de las islas Aleutianas de Alaska. Pero cuando John acompaña a la tripulación de un bombardero, el avión es derribado sobre la isla de Attu, y deberá rendirse o sobrevivir en un entorno cruel.

A tres mil kilómetros al sur, su mujer Helen no puede aceptar la desaparición de su marido. Desesperada por encontrarlo y reunirse con él, se embarcará en un extraordinario viaje desde la seguridad de su casa de Seattle hasta los confines de la guerra del norte.

Historia evocadora, ricamente ambientada, de la vida y la muerte, el compromiso y el sacrificio. Ilustra la fragilidad de la vida y el intenso poder del amor.

  

La editorial Umbriel me manda una nueva propuesta muy interesante. En Alaska unas islas (Attu y Kiska) fueron tomadas por los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial. Un corresponsal de guerra quedó atrapado en una de ellas. Esta es su historia y todo lo que lo llevó a embarcarse en esta aventura.

El viento no es un río me ha dejado un regusto dulce y esperanzador después de su lectura. Me ha cautivado poco a poco, dándome en cada momento lo que la historia requería... ha sido una bolsa de oxígeno entre toda la lectura fantástica que he estado leyendo hasta ahora. Necesitaba algo así...

La historia.

Es la historia de un hombre que busca la verdad y de una mujer que intentará recuperar el amor de ese hombre por encima de una guerra mundial. ¿Puede haber algo más romántico y hermoso?

Es una novela histórica con un bello toque romántico y de temática social; también podría describirse como una preciosa historia de amor narrada en un período de la historia muy particular o... simplemente como la narración del encuentro de dos historias que necesariamente se separaron para volver a unirse irremediablemente...

Un amor eterno, unas palabras que salvaran una vida, una guerra donde (en algunas ocasiones) no hubo buenos y malos, sólo víctimas de la misma...

También encontramos protagonistas anónimos que destellan en cada una de nuestros capítulos: voluntarios de cruz roja, de asociaciones religiosas, grupos de mujeres que divertían y animaban a los combatientes, personas que deseaban contar la verdad en cada rincón donde se desataba la injusticia....

Este libro es un compendio de situaciones, sentimientos y emociones muy bien narrado. El autor poco a poco va a ir trasladando nuestra imaginación a través de las islas Aleutianas con un único objetivo, darnos la oportunidad de sobrevivir junto al protagonista. A la vez nos dará opción a reencontrarnos con el amor y con nosotros mismos desde la perspectiva de Helen. No deseo daros mucha información (o spoiler) pero quiero que no perdáis un sólo detalle cuando leáis este precioso cuento de amor, compromiso y esperanza.

Estilo.

El libro se divide en dos partes, diferenciadas básicamente por la llegada de Helen al territorio de Alaska en la compañía de variedades (y algún otro dato que me quedo para mí). Está narrado en tercera persona, mantiene una prosa sencilla, cuidada y ricamente ambientada; bebe de la propia historia como fuente fundamental. Yo desconocía por completo estos sucesos.

El momento histórico.

Durante la segunda Guerra Mundial los japoneses invadieron unas islas de Alaska, las Aleutianas (catorce islas grandes y cincuenta y cinco pequeñas) como distracción para conquistar las islas Midway. Sin bombarderos y con las islas evacuadas fueron derrotados un año después por motivos meramente nacionalistas. Algunos japoneses se rindieron pero otros permanecieron por allí sin saber que la guerra había terminado y que Japón se había rendido.

Los aleutianos fueron evacuados, destruyeron sus pueblos y pertenencias. La mayoría no pudo sobrevivir muriendo debido a enfermedades crónicas (sólo quedó una cuarentena) en los campos de refugiados.

El ejército americano sufrió más daños por fuego amigo, minas, hipotermia e infecciones que por fuego enemigo.

 

Los personajes.

John Easly. Es un corresponsal de guerra que trabaja para el National Geographic. Su hermano muere en la guerra y decide escribir un artículo sobre el impacto de la guerra mundial en las islas Aleutianas. Para ello se embarca en un bombardero que se estrella en la isla de Attu.

Helen Easly. Una joven que trabaja de dependienta en una tienda de ropa femenina de Seattle. Para viajar a Alaska es capaz de unirse a una compañía de variedades que los lleva la USO (United Service Organizations) y hacerse pasar por cantante.

El Autor.

Ha escrito para The New York Times y Boston Globe. Es autor de Shadow of the Bear: Travels in Vanishing Wilderness galardonado con el Premio Literario al Libro del Año. Vive con su familia en Vancouver.

El viento no es un río lo tiene casi todo. Digo casi porque sólo le falta el toque de fantasía que a mi me gusta (a esta historia no le hace falta porque he llegado a la conclusión de que es mágica a su manera). Agradezco a la editorial Umbriel este ejemplar y cada día recomiendo más sus libros. No hay ninguno que me haya desilusionado. Como novela es una obra muy interesante y espero que no dejéis de leerla.

Recordad que: "El viento se levanta y amaina, pero un río fluye interminablemente. El viento no es un río". Y como siempre os digo: "Sed buenos, que podéis".